sábado, 17 de marzo de 2012

Los cerebros españoles están ahora fuera o no tienen otra opción inmediata que irse

Extraído de Diario de Burgos.
En la cima. Este burgalés nacido en 1968, toda una eminencia en el campo de la Nanociencia, será nombrado este año catedrático de la Universidad de Florida, la segunda más grande de Estados Unidos.
En abril cumplirá diez años en Estados Unidos. Salió de España sin un plan sólido ni indefinido. En su caso, para cumplir con la obligación académica de dos años postdoctorales en el extranjero. No regresó, excepto para vender la casa que había compado sobre plano. No se arrepiente, porque le ha ido muy bien. Tras los dos años de investigación en la NYU (New York University) aceptó una posición de profesor en la Universidad de Orlando (UCF), la segunda universidad pública más grande del país, donde sigue ejerciendo y de la que, este año, se convertirá en catedrático. «Profesionalmente no puedo pedir más», admite Enrique del Barco, burgalés nacido en 1968 y una de las más grandes eminencias científicas en el campo de la revolucionaria nanociencia, la disciplina de lo pequeño. Casado y con dos hijos, es el máximo responsable de dos laboratorios «muy competitivos» y de un grupo humano «excepcional que los hace funcionar a las mil maravillas».
¿Cómo está viviendo la actual situación de crisis de España?
Si he de ser honesto, cada vez me cabreo menos. España y sus quehaceres empiezan a difuminarse paulatinamente en mi retina. Son muchos años fuera y, aunque todavía lo vivo y sufro por mi familia, ya no me afecta tanto. Además, en EEUU hemos pasado por lo mismo exactamente, con dos años de adelanto, así que estoy curado de espanto. De todas formas, no deja de sorprenderme el nivel de estupidez al que nuestra sociedad puede llegar.
¿En qué sentido?
Me refiero a lo fácil que les resulta a nuestros políticos manipular la opinión colectiva, para polarizarla y despistarla en discusiones estériles que poco o nada tienen que ver con la problemática en la que las sociedades modernas se encuentran en estos momentos. De la forma más misteriosa, nos encontramos imbuidos en un pensamiento de encefalograma plano bajo el que la única solución loable parece ser que los engranajes económicos continúen sanos y salvos. Opiniones divergentes son rápidamente tachadas de inútiles e infantiles. Si la economía no funciona… el resto es secundario. Pues mil perdones pero yo no trago. No podemos poner la sociedad al servicio de la economía. Nuestro sistema económico tiene que servir a las personas, y si no lo hace, lo tenemos que cambiar. Pero eso no ocurre.
¡Al contrario!
Exacto. Se intenta mantener el libre mercado como se conoce y se toman las medidas que sean necesarias para lograr ese objetivo. Aunque asfixien la individualidad.
Tal y como yo lo veo es simple. El libre mercado, en su acepción más abierta posible, que es la que los gobiernos de casi todo el mundo han apoyado continuamente durante las últimas décadas, ha transformado una sociedad artesanal en una empresa gobernada por un puñado de grandes corporaciones. Sin quererlo, los gobiernos tienen que diseñar políticas que hagan viable la operatividad de este sistema. Desafortunadamente, el libre mercado se rige a corto plazo, así que las políticas a largo plazo tienden a desaparecer. Pongo dos ejemplos que me tocan de cerca: la educación y la investigación. Son inversiones políticas a largo plazo que no dan beneficios económicos inmediatos. Y a los políticos, que viven en plazos de cuatro años, no les aprieta.
Que es lo que ha sucedido aquí...
En España no les ha temblado la mano a la hora de recortar el presupuesto de investigación de cuajo. Tengo ahora un estudiante de la Universidad de Barcelona en mi grupo que ha venido con una beca de tres meses y que parece que puede no llegar a cobrar nunca. Es absolutamente ridículo, ya que él ya está aquí y ha tenido gastos importantes. Me cuesta imaginar el mismo nivel de recorte en otras partidas presupuestarias. Pero la culpa es nuestra, ya que no exigimos responsabilidad. Nos mantienen ocupados en determinar si Garzón es bueno o malo.
Estados Unidos tampoco ha esquivado la crisis y Obama está siendo muy hostigado. ¿Cuál es la situación allí?
Lo de los States es lo mismo pero escrito en renglones torcidos. Aquí Obama lleva más de un año intentando pasar programas para paliar el efecto de la crisis en las familias, pero se los tumban todos en el congreso, donde perdió la mayoría a medio mandato, porque propone subir los impuestos a las grandes fortunas para sufragar el gasto extra.
¿Y no hay protestas?
¡Que va! Aquí lo que ahora importa es saber si Santorum es más americano que Romney, porque tenemos que defendernos del fundamentalismo iraní… Y mientras tanto, leña al mono que es de goma (y negro). De verdad, es de chiste.
Pero no es lo mismo la crisis allí que aquí...
EEUU encaja mejor los golpes. Es decir, tiene una economía más flexible. Por ejemplo, aquí también hubo burbuja inmobiliaria. Pero en cuanto golpeó la crisis el precio de la vivienda se ajustó rapidísimamente, volviendo a valores pre-burbuja en menos de un año. En España esto no ha ocurrido todavía, ya que siguen excesivamente altos. Si el rápido ajuste está empezando a dar resultados en EEUU ahora (dos años después), con una perceptible recuperación de ventas, imagina cuánto tardará en España. Ahora veo que el nuevo gobierno quiere acelerar el ajuste de precios en España. Cómo no, lo hacen ayudando a la banca a deshacerse de su parquet inmobiliario embargado (igual que ha hecho Obama, no creas que hay muchas diferencias entre partidos en este aspecto). Es decir, no se trata de ayudar a la sociedad, en todo caso sería un beneficio colateral resultante de ayudar a las grandes corporaciones. Me pregunto por qué no todo el resto de propietarios de viviendas a la venta del país sale a la calle exigiendo las mismas ayudas.
Viendo ahora lo que se nos ha venido encima, tendrá claro que acertó yéndose...
Hace un par de años me quisieron llevar a Madrid. Al Instituto de Nanociencia de IMDEA. De nueva creación y dirigido por un científico visionario y de alto reconocimiento internacional, está diseñado para corregir algunos de los problemas del sistema investigador español, circunscrito casi en exclusiva a la universidad (dejo al CSIC y su propia problemática aparte), y competir con las mismas armas que americanos, algunos centros ingleses y las potencias en investigación emergentes en Asia (el futuro, sin duda). Me ofrecían las mejores condiciones imaginables para los estándares españoles y aún así no pueden llegar ni al 50% de mis condiciones contractuales actuales. Con el recorte presupuestario actual, seguramente me estaría arrepintiendo ahora mismo si hubiera aceptado la oferta.
Ahora se está hablando más que nunca de fuga de cerebros por los brutales recortes, españoles que se marchan a Estados Unidos o Alemania... ¿De qué manera le afecta a un país esta circunstancia?
En mi opinión, de la peor manera posible. Creo que si en algo coincidimos en España es que nuestros puntos fuertes en economía (los servicios y el turismo) son a su vez nuestros puntos débiles, porque denotan una carencia alarmante en poder industrial y de innovación tecnológica.
¿Y qué habría que hacer para invertir la situación?
Desafortunadamente, no hay receta rápida para solventar este problema. No hay política de cuatro años que salga rentable para el busca-votos de turno. Requiere de una concienciación colectiva y una determinación para invertir un esfuerzo tenaz y sostenido en educación, formación, investigación y desarrollo. Sólo así, y a largo plazo, obtendremos los beneficios deseados por una sociedad moderna, sana y competitiva, con trabajadores cualificados y bien remunerados. En cambio, ¿qué hacemos en cuanto llega una crisis? Recortar justo donde más les dolerá a nuestros nietos.
La fuga de cerebros es entonces una consecuencia más...
Claro. Nuestros jóvenes salen de la universidad española con una formación académica formidable, pero su evolución se corta en seco una vez terminada la licenciatura. Es decir, no hay empresas que inviertan en desarrollo, así que no hay posibilidad para que los estudiantes extiendan su formación. La única posibilidad es salir y terminar de formarse en otros países. Claro, actualmente ni la estructura empresarial española ni la universidad u otros centros de investigación son capaces de absorber tanta gente tan cualificada. La disyuntiva es mayúscula y la única solución viable es quedarse fuera. Eso es la fatal consecuencia de la fuga de cerebros. Los mejores producirán para otros países. Pero cuidado, que hasta en la propia universidad escuece que se hable tanto de fuga de cerebros.
¿Por qué?
 Molesta porque da a entender que los que están aquí son los malos. Mi director de tesis en Barcelona hizo una encuesta entre una multitud de científicos en el mundo preguntando dónde se encontraba ejerciendo el científico español más reconocido en los respectivos campos de investigación, y la conclusión es que la mayoría se encontraban en España. Quería dar a entender que los verdaderos cerebros no estaban fuera. Yo quiero mucho a mi exdirector, pero creo que yerra el punto principal. El problema es que los futuros cerebros españoles están ahora fuera o no tienen otra posibilidad inmediata que irse. En unos años, si los queremos de vuelta, nos costará mucho. ¿Nos quedamos con los brazos cruzados y dejamos que nuestros hijos se encarguen de arreglarlo? Seguramente, la solución sea mucho más barata y efectiva si la empezamos a implementar ahora.
En este sentido, ¿ve el futuro todavía más negro para España?
Sí. Si esto sigue así, lo veo muy oscuro. El futuro será exclusivamente asiático. Son los únicos que están haciendo los deberes en este aspecto. Países como Singapur liderarán la economía del futuro, ya que serán los dueños de la tecnología que ha de venir. Nuestra dependencia de la tecnología es importantísima en la actualidad. Es indiscutible que nuestra sociedad se volverá absolutamente tecno-dependiente y en un futuro no tan lejano. Mira, la primacía económica estadounidense se debe en gran medida (yo diría que casi exclusivamente, aunque el carácter emprendedor americano también cuenta) a la fortísima inversión en investigación básica que se implementó durante la primera mitad del siglo XX. Ahora parece que empieza a cojear. Y encontrará su declive en un futuro no muy lejano, ya que los recortes presupuestarios de los últimos gobiernos están dinamitando esta empresa en favor de sus competidores asiáticos. En Asia no andan con chiquitas. Tienen muy claro que su futuro pasa por el esfuerzo de inversión en desarrollo que hagan ahora.
¿Confía en que en España puedan cambiar las cosas?
Sí. Hay algo en nuestro carácter que nos hace creativos. Simplemente tenemos que flexibilizar nuestras mentes, educarnos y exigir a nuestros gobernantes responsabilidad. Es decir, que dejen de tocar la gaita y se enfoquen en diseñar políticas consensuadas y de acción a largo plazo. Pero, repito, necesitamos educarnos. Simplemente para que no sean capaces de despistarnos.
¿Qué lugar ocupa España en el ámbito científico y cuál podía haber ocupado de haber tenido antes de la crisis (y haber mantenido ahora a pesar de ésta) una política de apoyo a la investigación mayor?
La respuesta que le doy a esta pregunta va variando a medida que pasa el tiempo. Cuando me fui estaba convencido de que España pintaba menos que una mona en el ámbito científico internacional. Luego, con el tiempo, y a medida que he ido relacionándome con científicos de todo el mundo, incluyendo a muchos de España que antes no conocía, empiezo a verlo de otra manera. No voy a decir ahora que España juega un papel predominante en la ciencia mundial. Sería ridículo. Pero es que no tiene por qué ser así. No tenemos que olvidar que somos un país pequeño y que nuestro objetivo tiene que ser complementario. Debemos ser otra pieza del puzle científico, de peso proporcional a nuestros recursos humanos.
¿Cumplimos con ese papel?
Desafortunadamente, todavía no. Pero tenemos el potencial ilimitado que nuestra creatividad nos ofrece. Sólo necesitamos potenciarlo. Y la única manera de hacerlo es invirtiendo muchos euros y demostrando un apoyo institucional incuestionable a todo esfuerzo en educación, formación, investigación y desarrollo. Necesitamos que la sociedad crea en la ciencia. Que los profesores sean respetados. Necesitamos que los niños quieran ser científicos, ingenieros, soñadores... Actualmente, España no dedica suficiente dinero a la investigación, así que no pueden formarse nuevos grupos científicos de manera continuada que compitan con otros de países en los que sí se invierte. Pero eso no quiere decir que los equipos de investigación ya formados en España no sean competitivos. De hecho, lo son. Y muchos de ellos altamente reconocidos. El problema es que hay pocos. Especialmente grupos experimentales, ya que los teóricos requieren mucha menos financiación. Escribo estas líneas durante mi vuelo de regreso de Boston, donde se está celebrando la conferencia anual de la Sociedad Americana de Física (APS, sus siglas en inglés). La más importante del mundo, que congrega a casi diez mil físicos de todos los rincones del mundo. Muchos son españoles…
¿Cómo van sus proyectos?
Estoy metido en muchas cosas, aunque no todas relacionadas con la investigación. Por ejemplo, estoy organizando una conferencia internacional de magnetismo molecular que celebramos en Orlando en Octubre este año. Espero alrededor de 500 personas. Es laborioso y me quita mucho tiempo de investigación, pero es muy gratificante, ya que tengo que entablar relación con muchos grupos de investigación en todo el mundo y encargarme de la preparación del evento, lo que conlleva interacción con gente interesante ajena a la ciencia (no todo es ciencia en este mundo:-). La investigación va bastante fluida. Mis guerreros atacan en varios frentes que tenemos abiertos en nanociencia y nanotecnología. Siempre en torno a un objetivo central: entender el funcionamiento básico de sistemas magnéticos nanoscopicos y su posible utilización en tecnologías emergentes (computación cuántica, espintrónica, nanoelectrónica…), que quizás cambien la manera en que funcionamos a largo plazo. ¿Quién sabe? Ahora estamos empeñados en demostrar una nueva técnica de microscopía que facilitaría por primera vez el estudio del transporte eléctrico a través de moléculas o nano-particulas depositadas en unos chips especiales a la vez que se controlan sus niveles de energía cuánticos con un campo eléctrico local.
Suena muy sofisticado...
Lo sé... Digamos queofrecería un arma muy potente para el estudio de sistemas nanoscópicos a nivel individual y para la determinación de su potencial para uso en nanotecnología. Esperamos resultados pronto. Por cierto, es parte de una colaboración internacional de tres grupos en EEUU y tres en España (Madrid, Zaragoza y Valencia). Yo organizo todo el tinglado, y si nos conceden la financiación, me paso un año sabático en España. Pero ojo al dato triste. Nosotros pedimos dos millones de dólares a la Fundación Nacional de Ciencia Americana (NSF). Los fondos españoles están limitados a cien mil euros. Juzguen ustedes, sus señorías…
¿Se han producido muchos avances en esta ciencia?
Pues incontables, y en todos los frentes. Todavía a nivel muy fundamental, por lo que son invisibles para la mayoría de la gente. Pero no tardarán en dar resultados con gran impacto en la sociedad. Desde medicina, donde la nanotecnología se encargará de suministrar drogas sólo donde se necesitan y diagnosticar enfermedades con mayor exactitud, como en tantas otras disciplinas (nanobiología, materiales, información y computación…).
¿Volverá pronto a Burgos?
No quiero aburrir a mis queridos burgaleses, que al final van a contentarse por no tenerme más cerca. Prometo dejarme caer por ahí pronto. Además, me han incluido en el grupo de Facebook de mi quinta de Jesuitas (los nacidos en el 68). Me ha hecho mucha ilusión ver fotos de aquellos pequeños crápulas en blanco y negro (yo soy el tercero por la derecha en la foto). Nos recuerdo comiendo panceta con pan a la hoguera tras cortar leña en pantalón ultra-corto en la Tecla. Un beso, Yela, Quintana, Fernando, David, Nacho, Movilla, Tomás… Qué tiempos!
 

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